sábado, 13 de diciembre de 2008

Las fábulas de Saramago




En 1999, un año después de haber recibido el Premio Nobel, José Saramago visitó la Universidad de Salzburgo para pronunciar una conferencia. En una cena organizada por sus anfitriones, el autor de Levantado del suelo se sentó a la mesa de un restaurante llamado El elefante, donde observó unas figuras que representaban un itinerario por media Europa, desde Lisboa hasta Viena. De esa experiencia, y de la historia simbolizada por aquellas pequeñas esculturas (en 1551, el rey portugués Juan III regala a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, un elefante asiático, que será conducido en caravana desde la capital portuguesa hasta la austriaca) nace El viaje del elefante, un libro con el que Saramago regresa, tras Las pequeñas memorias (2006), al territorio que mejor conoce: el de contar historias. Porque El viaje del elefante es, de hecho, una novela que no es una novela, sino un extenso cuento, narrado con las mejores fórmulas del Saramago fabulador, dentro de ese "espacio literario en el que todo puede y debe confluir", como ha definido el autor el género novelesco. Es una obra en marcha, un libro de viajes con dos personajes principales (el elefante y su cuidador) que oculta una metáfora lúcida e implacable sobre la vida y la condición humana, interpretada muchas veces como el vértigo entre los caprichos y desvíos del poder y la compasión solidaria por los que sufren sus decisiones, en un juego narrativo en el que se dan cita lo épico y lo lírico y que transmite al lector, al final del camino, la sensación de haber realizado un viaje desde una punta a otra de la vida.

Leer más en: http://www.elpais.com/articulo/semana/Fabulas/Saramago/elpepuculbab/20081213elpbabese_8/Tes

sábado, 29 de noviembre de 2008

El silencio de las sirenas de Kafka

Iván nos envía el vínculo (http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/kafka/silencio.htm) con este estupendo cuento que dialoga de manera tan interesante con "Josefina la cantora". Muchas gracias. Pego aquí el texto:

Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:
Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.

Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.

En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.

Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.

Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.

Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Apuntes sobre Cinismos:retrato de los filósofos llamados perros

Hoy conseguí un libro de Michel Onfray titulado "Cinismos: retrato de los filósofos llamados perros", cuya lectura me ha obligado a hacerme esta pregunta ¿no será el fabulista un hombre que intenta convertirse en animal (¡cazador que se transforma en la presa!) con el propósito de alcanzar una moral más pura, de la misma manera que Diógenes se hacía llamar perro y se comportaba como tal?

La pureza, entonces, quizás sea el tema fundamental de la fábula. Tiene algo del extraño silencio de Cordelia.

martes, 28 de octubre de 2008

Ejemplos animales en El Conde Lucanor del infanteDon Juan Manuel

Ejemplos animales en El Conde Lucanor del infante Don Juan Manuel


o Cuento V
Lo que sucedió a una zorra con un cuervo que tenía un pedazo de queso en el pico
o Cuento VI
Lo que sucedió a la golondrina con los otros pájaros cuando vio sembrar el lino
o Cuento IX
Lo que sucedió a los dos caballos con el león
o Cuento XII
Lo que sucedió a la zorra con un gallo
o Cuento XIII
Lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices
o Cuento XIX
Lo que sucedió a los cuervos con los búhos
o Cuento XXII
Lo que sucedió al león y al toro
o Cuento XXIII
Lo que hacen las hormigas para mantenerse
o Cuento XXIX
Lo que sucedió a una zorra que se tendió en la calle y se hizo la muerta
o Cuento XXXIII
Lo que sucedió a un halcón sacre del infante don Manuel con una garza y un águila
o Cuento XXXIX
Lo que sucedió a un hombre con las golondrinas y los gorriones

Lista de ejemplos animales en el Libro de Buen Amor

Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita
Lista de ejemplos animales
· Enxiemplo de cómo el león estava doliente, e las otras animalias lo venían a ver.
· De cómo el arçipreste fue enamorado: et del enxiemplo del ladrón e del mastín.
· Enxiemplo de las ranas, en cómo demandavan rey a don Júpiter.
· Enxiemplo del alano que llevava la pieça de carne en la boca.
· Enxiemplo del caballo e del asno.
· Enxiemplo del lobo, e de la cabra, e de la grilla.
· Enxiemplo del águila et del caçador.
· Enxiemplo del pavón e de la corneja.
· Enxiemplo del león et del caballo.
· Enxiemplo del león que se mató con ira.
· Aquí fabla del pleyto qu'el lobo e la raposa ovieron ante don Gimio alcalde de Buxía.
· Ensiemplo del mur topo et de la rana.
· Enxiemplo de la abutarda y de la golondrina.

lunes, 27 de octubre de 2008

Fábula de "Junk Mail"

Estimados compañeros de taller,
Con esto de las sincronías llegóme un correo basura con una fábula. Nótese el estilo del texto que dejo literal salvo errores ortográficos demasiado evidentes que corregí para no producir excesivas incomodidades. Las fábulas también pueblan en el temible mundo de las cadenas. El correo rezaba así:

El perrito maltés
Un Señor va de cacería al África y se lleva su perrito maltés para no sentirse solo. Un día ya en la expedición, el perrito, al corretear mariposas se aleja del grupo y se extravía hasta vagar solo por la selva.Ve entonces a lo lejos que viene una pantera enorme a toda carrera. Al ver que la pantera se lo va a devorar, piensa rápido qué hacer.En eso, ve un montón de huesos de un animal muerto y se pone a mordisquearlos.Entonces, cuando la pantera está a punto de atacarlo, el perrito dice:-¡Ah, qué rica pantera me acabo de comer!La pantera lo alcanza a escuchar y frenando en seco, gira ysale despavorida pensando, quién sabe que animal será ese no me vaya a comer a mí también.Un mono que andaba trepando en un árbol cercano y que habíavisto y oído la escena, sale corriendo tras la pantera paracontarle como la engañó el perrito.- ¡Cómo serás pendejo! esos huesos ya estaban allí, además es un simple perro.El perrito alcanza a darse cuenta de la mariconada del mono.Después que el mono le contó a la pantera la historia de lo que vio, ésta última muy arrecha le dice al mono:- 'Súbete a mi espalda, ahora vamos donde ese perro a ver quién se come aquién'.Y sale corriendo como el viento a buscar al perrito.El perrito ve a lo lejos que se le venía la pantera nuevamente arrechísima y esta vez con el mono chismoso encima.-'¿Y ahora qué hago?- dice todo asustado el perrito.Entonces, el perrito, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles la espalda como si no los hubiera visto y en cuanto la pantera está a punto de atacarlo de nuevo, el perrito dice:- '¡Este mono hijo de puta!, hace como media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no aparece!'.MORALEJA:'EN MOMENTOS DE CRISIS, SOLO LA IMAGINACIÓN ES MÁS IMPORTANTE QUE EL CONOCIMIENTO'.Procura ser imaginativo como el perro,
evita ser pendejo como la pantera,
pero nunca seas chismoso como el COñO e' madre MONO.

Ensiemplo del mur topo et de la rana.

Ensiemplo del mur topo et de la rana.
Del Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita

Contesçe cada día a tus amigos contigo,
407

como contesçió al topo, que quiso ser amigo
de la rana pintada, quando lo levó consigo:
entiende bien la fabla, et por qué te lo digo.
Tenía el mur topo cueva en la ribera,
408
creçió tanto el río, que maravilla era,
cercó toda su cueva, que non salía de fuera,
vino a él cantando la rana cantadera.
'Señor enamorado', dixo al mur la rana,
409
'quiero ser tu amiga, tu muger, et tu cercana,
'yo te sacaré a salvo agora por la mañana,
'ponerte he en el otero, cosa para ti sana.
'Yo sé nadar muy bien, ya lo ves por el ojo:
410
'ata tu pie al mío, sube en mi finojo;
'sacarte he bien a salvo, non te faré enojo,
'ponerte he en el otero o en aquel rastrojo.'
Bien cantava la rana con fermosa raçón,
411
mas ál tiene pensado en el su coraçón,
creóselo el topo, en uno atados son,
atan los pies en uno, las voluntades non.
Non guardando la rana la postura que puso,
412
dio salto en el agua, somiose fasia yuso,
el topo cuanto podía, tiraba fasia suso,
qual de yuso, qual suso andavan a mal uso.
Andava y un milano volando desfambrido,
413
buscando qué comiese, esta pelea vido,
abatiose por ellos, subió en apellido,
al topo e a la rana levolos a su nido.
Comiolos a entrambos, non le quitaron la fambre,
414
así fase a los locos tu falsa vedegambre;
quantos tienes atados con tu mala estambre,
todos por ti peresçen por tu mala enxambre.
A los neçios e neçias, que una ves enlaças,
415
en tal guisa los trabas con tus fuertes mordaças,
que non an de Dios miedo, nin de sus amenaças;
el diablo los lieva presos en sus tenaças.
Al uno e al otro eres destroydor,
416
también al engañado como al engañador,
como el topo e la rana peresçen, o peor:
eres mal enemigo, fáseste amador.
Toda maldad del mundo e toda pestilençia
417
sobre la falsa lengua mintrosa aparesçençia,
desir palabras dulses que traen avenençia,
et faser malas obras, et tener mal querençia.
Del bien que omen dise, si a sabiendas mengua,
418
es el coraçón falso e mintrosa la lengua,
confunda Dios al cuerpo, do tal coraçón fuelga,
lengua tan enconada Dios del mundo la tuelga.
Non es para buen omen creer de ligero,
419
todo lo que l' dixieren piénselo bien primero,
non le conviene al bueno que sea lisongero,
en el buen desir sea omen firme e verdadero.
So la piel ovejuna traes dientes de lobo,
420
al que una ves travas, liévastelo en robo,
matas al que más quieres, del bien eres encovo,
echas en flacas cuestas grand peso e grand ajovo.
Pláseme bien, te digo, que algo non te debo,
421
eres de cada día logrero, e das a renuevo,
tomas la grand ballena con el tu poco çebo:
mucho más te diría, salvo que non me atrevo.
Porque de muchas dueñas mal querido sería,
422
et mucho garçón loco de mí profaçaría,
por tanto non te digo el diesmo que podría:
pues cállate e callemos, Amor, vete tu vía.»