Notas sobre la fábula de Esopo “El león y el ratón agradecido”
José M. Ramírez
Mientras dormía un león un ratón se puso a corretear por encima de su cuerpo. El león se despertó y estaba a punto de devorar al ratón. Éste pidió que le soltara, diciendo que si le salvaba, se lo agradecería. El león sonriendo le dejó escapar. Pero poco después sucedió que el león se salvó gracias al ratón. Pues unos cazadores que lo habían apresado le ataron con una cuerda a un árbol, el ratón, al oír sus lamentos, acudió, royó la cuerda y cuando lo libró dijo: “Tú antes te reíste de mi porque no esperabas que yo te devolviera el favor; pero ahora sabes ya bien que entre los ratones hay agradecimiento”.
La fábula muestra que en los cambios de fortuna los muy poderosos llegan a estar necesitados de los más débiles.
Esta fábula tiene la singularidad de ser una de las pocas en las que se muestra cooperación entre los protagonistas. Es una fábula con un mensaje muy positivo de agradecimiento que ha sido usado como modelo para otras historias incluso para patrones clásicos de comics en los que, por ejemplo, un perro agradecido protege a un ratón o a un pájaro.
Si comparamos la actitud de los personajes podemos concluir que el León, rey de los animales, suelta al ratón no como muestra de bondad sino en un arranque de soberbia, como una concesión graciosa ante un animal inferior que le cayó gracioso. El ratón, por su parte, muestra una estatura moral muy superior a la del león, acudiendo en su ayuda para cumplir con la promesa cumplida; de allí que la moraleja más apropiada debería girar en torno a los beneficios de la cooperación entre todos y al beneficio de mantener una conducta de agradecimiento con aquellos que nos han ayudado.
El comentario final del ratón “ahora sabes ya bien que entre los ratones hay agradecimiento” es muy interesante, ya que nos lleva a atribuir un valor moral elevado, el del agradecimiento, a un animal que tiene asociaciones negativas, sobre todo en la ciudad, un rastreo, un roedor. Podríamos especular sobre el uso de un ratón, en lugar de otro animal, a fin de amplificar el efecto deseado de la moraleja, orientada a hacernos ver que aún en los que consideres más viles o inferiores, podemos encontrar valores elevados.
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